De las Redes Sociales

Después de 2 semanas en las que los hijoputas de mi chamba me hicieron la más inimaginable injusticia, chingadera, mamada o como mejor les parezca llamarla (me hicieron, ¡háganme el muy rechingadísimo favor!, trabajar) en mi trabajo, he decidido borrar esa mala (y espero irrepetible) experiencia escribiendo unas líneas en mi  muy amado (aunque mal correspondido) blog.

Gracias a la magia de los títulos, no tengo que explicarles de que tratará este postito intrascendente y malintencionado, pero creo que será pertinente aclarar, para motivos informativos, que yo siempre he sido, soy y muy probablemente seré, un ser antisocial. No lo digo con orgullo, aunque tampoco con pena, simplemente así soy y no tengo pedos con ello.

De la misma ufana manera admito que tampoco tengo pedos para decir que, en circunstancias varias, las redes sociales son cagantes y bastante.

Ya que jamás he sido persona de extremos ni azotada (quiero pensar) más allá del promedio, tampoco es que odie las redes sociales o quiera que desaparezcan, yo mismo las uso y conozco (como bien dice mi cuate el Chobu, para que algo te cague es necesario conocerlo) y no niego que tienen su cierta utilidad y grado de divertimiento, pero… es que chale…

Puesto que no se la cantidad de redes sociales que existen (tampoco es que me importe) me enfocaré en las 3 más populares ya que las demás son, básicamente, variaciones de éstas: Facebook, Twitter y Messenger (tampoco se si esta última cuenta como red social pero, como espero ya lo habrán deducido, me importa aún menos).

Lo primero que se nota en ellos es que son para la productividad de uno lo que los agujeros negros para el universo. Entras a la compu para empezar un prometedor día de trabajo y/o actividades escolares mientras piensas, con una sonrisa en el rostro y calor en tu corazón, las 345 actividades que terminarás hoy en putiza y todavía tener tiempo para ver la repetición de María la del Barrio en el TLNovelas channel. Abres tu outlook con singular alegría; la página de excel que solo usas para hacer tablitas con colorcitos y no tienes idea de porque putas se llama hoja de cálculo; la página de word que te servirá para checar la ortografía (mandando a la soberana chingada del olvido lo que nos enseñó, en mi caso, Miss Amadita en la primaria) y te preparas para el que, estás convencido, será el primer día del resto de tu vida. En ese momento notas que un gordito verde y sin brazos hijo de la chingada te mira sin ojos desde la esquina inferior derecha de tu pantalla, suplicante. Por supuesto al principio lo ignoras al muy cabrón, que no tiene los huevos para vencerte aquel día y continuas leyendo en el correo las 31 cagotizas de tu jefe (pocas para ser lunes); las 234 peticiones, inverosímiles desde cualquier punto de vista (algunas incluso requieren la ruptura de las leyes físicas naturales) del cliente; los correos que no tienes una chingada idea de que hablan pero apareces «copiado» por alguna razón y el chiste que te envió Conchita la asistente que tiene mucho tiempo para enviar mamadas pero nunca para sacar una sola refregada copia. El pinche gordo verde sigue viéndote y empiezas a sudar frío. «¡No te escucharé hoy recabrón!» gritas decidido para tus adentros y con un oportuno click derecho cierras al gordo aquel para siempre. Felicitándote por tu fuerza de voluntad, recuerdas que quizá aquel proveedor al que le debiste de pedir la orden hace 15 días esté conectado y que no habrá mejor momento que ahora para contactarlo (el teléfono que tienes a 20 centímetros de tu mano ha sido convenientemente eliminado de tu memoria a corto plazo), además habías quedado con «el Chaquetas» de ir por unas chelas en la semana y pus de seguro el huevonzote está conectado al messenger, sin olvidar que a veces la Tía Petronila te contacta por ahí para mandarle saludos a tu mamá. Por supuesto mucho antes de terminar estos pensamientos ya le has dado doble click al gordo (que se burla de ti y no te importa), login, password y, si tu autoestima está fuerte aquel día, te has puesto en «no disponible» para no ser interrumpido (cosa que, por lo demás, nunca sirve). También es en ese mismo momento donde entiendes que todo ha valido madres y ya que no puedes hacer nada para evitarlo te dejas llevar. Porque, claro, ya que estoy en estas pus abro el face pa ver que sesudo comentario te dejaron en la foto que subiste hace poco y donde apareces con máscara del Místico y pues, chingue su madre, el twitter para ver si Paulina Rubio ya aprendió ortografía.

Algunas horitas después (cercana la hora de salida) descubres, con indecible sorpresa, que solo has hecho la mitad del proyecto que debiste entregar antier, tu bandeja de entrada empieza a marcar los mails en notación científica y ese ruidito molesto que no te dejaba chatear era tu teléfono. Por supuesto razonas que, como lo que no hiciste en todo el día no lo vas a hacer en una hora, no vale la pena empezar ahora y sigues en tu desmadre.

Todo esto me parece muy bien e incluso celebro cuando todos nosotros somos los que más nos encabronamos y más perros nos ponemos cuando alguien llega a hacer la sugerencia de que es necesario poner candados para las redes sociales.

Por desgracia, lo malo de las redes sociales es que son, santas deducciones Batman, sociales. Área en la que, espero recuerden (mismo post, más arriba), soy harto deficiente. Y es que, y no digo que no sea una pendejada, yo uso las mentadas redes para expresar cosas que, al menos por puro morbo, causarían algún interés o vale la pena ser expresado. Puede ser un comentario o foto jocosa, una noticia, una frase, una anécdota, una buena mentada de madre incluso. Hasta el usuario de twitter llamado «miscacas» que no hacía otra cosa que poner diariamente fotos de sus mierdas (muy fotogénicas he de añadir) explicando lo que comió el día anterior y otros datos interesantes como si tiene diarrea o ingirió algo que explique porque sus cacas tienen ese bello tono violeta.

Todo eso está muy bien, pero me pregunto (y lo digo a voz en cuello) ¿Realmente a alguien le interesa, por ejemplo, que te compraste unos zapatos nuevos y estás muy emocionado por ello?; ¿Alguien quiere saber que desayunaste un licuado de plátano y te duele la panza?; ¿Te preguntaron si no vas a poder ir a al squash y eso te encabrona?; ¿Es muy necesario para la sociedad saber que fuiste a comer raviollis?; ¿Acaso moriré si no me entero que en tu trabajo hay una señora muy puta?; ¿Me importa una gloriosa rechingada que eres feliz porque te estas comiendo unos sabritones?; ¿En verdad me importa un peludo huevo de perro que el último gadget que te compraste es una mierda?; ¿Seré infeliz el resto de mis días si no sé que la rola que estás escuchando es la neta del planeta? Y me respondo: NOOOOOOOO, CARAJO, NOOOOOOOO.

Y claro, la cosa no termina ahí. Más allá de las personas que gustan de poner cosas que a todos menos a ellas les vale madres, en mi paso por las redes sociales he podido identificar 5 afectaciones contagiosas propias del medio:

1.- El Optimista

Este bienhechor y héroe de las buenas vibras gusta de iniciar cada re pinche y maldito día con un mensaje de optimismo vomitivo, rellenando sus redes de frases como: «¡Wow, hermoso día, ¿ya vieron que sol?, disfrútenlo mucho, ya saben que los quiero!»; o bien: «¡Muy buenos días a todoooos! Esta semana siento que será especial y si no nosotros la haremos especial,  ¡¡¡disfrútenla!!!»; y el que nunca falta: «Es un día muy nublado y lluvioso, ¡me encantan esos días, a disfrutar!»…. Guácala…

2.- El Dolido

Este personaje red socialero (que no socialista), siente un intenso placer masoquista al dar a conocer su dolor al mundo. Comúnmente por un amorío fallido (que bien pudo haber terminado hace 5 años o que solo está en su dañada cabecita). Este flagelante del ciberespacio nos envía dolorosos mensajes como: «Otra vez me levante y cuando corrí a tus brazos me dejaron caer de nuevo, eso me pasa por ilusionarme»; o «No sabes lo que te perdiste, ojalá no te arrepientas porque todo lo que tenía para ti nunca lo viste, lástima»; y no hay que olvidar el: «El amor es la mentira más grande del mundo, estoy harto de creer en ella». Y bueno, realmente no me sorprende que, con esa alegría que irradia, nadie lo aguante demasiado tiempo en una relación… Hueva…

3.- El Intelectual

La grandilocuencia que tiene este ente para escribir frases de Estereo Joya o fragmentos de canciones de Arjona es verdaderamente insuperable. Este maestro de la autosuperación pondrá mil y un frases, decires, citas, pensamientos y cuanta mamada crea que el mundo debe saber, no importando lo chafas, poco originales o simples que puedan resultar. Y para ejemplo un botón: «La verdadera belleza es aquella que no puedes ver con tus ojos»; o bien: «Un ser grande es el que trata bien al ser pequeño» y como olvidar el clásico de clásicos: «Si lo amas, déjalo libre, si regresa es tuyo, si no nunca lo fue»… Chale…

4.- El Chingoncito

Esta es una de mis personalidades favoritas (y por favoritas me refiero a castrosas), sus frases están acompañadas de reafirmaciones y autofelicitaciones para si mismos, es tan pero tan obvio ver que son unos mega chingones y que todo mundo se las pela, que es necesario expresarlo a cada momento, casi siempre acompañadas de risas maniacas. Como: «¡Jajaja, me creen una perra y lo soy! Lástima por ellos»; también: «¿Y crees que eso que hiciste me va a importar? ¡Jajaja, me gusta mi vidaaaaa!» y además: «¿Malo yo? SIIIIII si no lo entienden que mal, jajaja»… Cámara…

5.- El Azotado

Este individuo goza de meternos cagotisas explícitas y/o implícitas en sus mensajes de protesta, inconformidad, encabronamiento, injusticia social y en general cualquier cosa que en ese momento le parezca apropiado para amargarse la existencia. Si bien no tiene frases características, si llenará cada espacio disponible con artículos de como Calderón cocina en tamales a jóvenes huelguistas del sindicato de indígenas izquierdistas homosexuales para comérselos mientras se baña en dinero que demoniacos empresarios estadounidenses le dieron para comprar Pemex que, a su vez, usaran para suministrar combustible a los portaviones que invadirán Cuba y Venezuela… Si…

Además de esto, existen algunos complejos que complementan lo descrito anteriormente y que, para su deleite, expongo:

Complejo Bipolar

Se expresa como un constante cambio de ánimo en sus mensajes: «¡Bonito día!/Me rompí una uña/Hoy decidí no tener sueño/Me pegué en la cabeza/¡Ya es mitad de semana!/¡Maldita sea es mitad de semana!» etc, etc, etc…

Complejo políglota

Aquellos que creen impresionarnos con sus no tan vastos conocimientos de una lengua que no es la materna, muchas veces con resultados desastrosos: «I steel love you and can’t forget you jet» (Yo acero te amo y no te puedo olvidar cohete… o algo así…)

Complejo jocoso

Este complejo se caracteriza por añadir, a la menor provocación, jajas, jejes, jijis y demás onomatopeyas existentes de la risa humana, con la esperanza, supongo, de que notemos su hilaridad o felicidad: «Será normal que quiera una chela a las 9 am? jajajajaj». Cagadísimo.

Por supuesto estas características no son mutuamente exclusivas y se pueden combinar y traslapar de maneras varias logrando toda una gama de aberraciones gramaticales, intelectuales y, diría yo, naturales verdaderamente impresionantes.

Y bueno, si bien todo esto me es causa de agruras a lo largo del día, soy capaz de soportarlo con imperturbabilidad mental suficiente, lo que si, y me cae de madres que de verdad no entiendo, me puede causar un error lógico fatal en las sinapsis cerebrales es descubrir, contra todo pronóstico, que hay mucha gente que, en verdad, están atentos a las pendejadas ajenas (y a mi que me cuesta atender las pendejadas propias).

Porque si, no habrán pasado tres segundos de que tuve a bien expresar que la hemorroide que creí desinflada ha regresado con refuerzos, cuando ya hay 4 personas que «les gusta esto», 2 comentarios igual de trascendentes que el original y como 8 jajajajs con dos o tres palabras como complemento.

En verdad es sorprendente.

Por supuesto la hipocresía natural de la sociedad se traslapa a la cibernética. Nadie dirá nunca, nada de lo siguiente: «Órale, ese bebé sí que esta feo, pero viendo las fotos del padre entiendo porqué»; «¡Hola! ¿Cómo cuanto subiste desde la secundaria? ¿45 kilos?»; «¡Pero que pareja más fea hacen! ¿Que tiene mucho varo el guey o que?»; «Si, tienes razón, ese peinado de verdad te queda mal».

Yo sugeriría a facebook que, justo adelantito del «Me gusta«, pusiera además un «Me caga»; un «Me viene valiendo madres» y quizá un «Pus… chido…»

Tampoco olvidemos que los del face, con sus grandes ideas, no conformes con los comentarios de las personas conocidas, nos enjaretan también el de la amiga del amigo del hermano de tu contacto que se fue a vivir a puebla y que nos extraña a todos o el comentario de quién sabe quién chingados sobre la foto (que ni es tuya) donde te pusieron y en la que solo sale tu mano en la parte de atrás. Y la respuesta a ese comentario. Y la respuesta de la respuesta. Y la respuesta de la respuesta de la respuesta. Y la respuesta de la respuesta de la respuesta de la respuesta. Y la respuesta de la res… creo que ya entendieron.

Eso me trae otra interrogante. ¿Qué pasará el día que, por ejemplo, alguien corte con su novio(a)? Antes era cosa de quemar los peluches, revender la cajota de condones que te compraste en el Costco y romper las fotos. Ahora, además, tienes que eliminar las fotos que subiste al face y aún así habrá regadas por aquí y por allá fotos de tus amigos donde sales feliz y sonriente con tu ex y que serán puñaladas en tu corazón despanzurrado.

En fin, y para no aburrirlos más (solo en caso de que alguien siga leyendo a estas alturas), me despido con un muy acertado comentario que mi amiga la Flower, y con toda razón, me hizo a este respecto: «Bueno, chingada madre (siempre propia ella), si tanto les caga porque los siguen leyendo». La respuesta es bastante sencilla, simplemente es imposible no hacerlo. Como ya mencioné, las redes tienen sus cosas buenas (como ver quién de las chavas de la secundaria se puso reinita o este elegante palíndromo en twitter de #GILPG (escríbelo y léelo al revés): A DAMA MADURA DA RUDA MAMADA), pero, forzosamente, para encontrar eso habrá que chutarse, al menos en cierto grado, todo lo demás. Osease, me chingo, pero no por eso me voy a dejar de quejotear al respecto.

Concluiría con una aclaración de que no pretendo ofender a nadie, pero como las 2 o 3 personas que me leen las conozco y se que no se ofenderán, pus pa que me desgasto. Otra de las ventajas de la antisocialización.

Seré muy feliz el día que alguien como yo y con parecidos ideales haga una Red Antisocial, aunque, por supuesto, jamás me uniría a ella por no perturbar su esencia.

7 respuestas to “De las Redes Sociales”

  1. Adry CompiA Says:

    jajaja le faltó mencionar a la ché Granjita del face oigaaa
    no manche me vi reflejada y morí de risa… acepto que el pinche twitter se ha convertido en una especie de chat con mis amigas con las cuales nos la pasamos diciendo tontería y media lo cuál es muy bueno xq a falta de tenerlas cerquita de menos las tengo en twitter 😛 inclusó a usté y no critique tanto el messenger oiga q a poco no nos echamos unas pláticas bien chidas? jajaja
    Lo quiero compi y soy su FANS de su word press blog 😛

  2. ilse Says:

    Pues tu sabes que te apoyo,almenos yo debi abandonarel twitter x saludmental, la labor depepenar hasta encontrar uncomentario interesanteme da huevaaaa…. x esascosas qusan de chat yo lo abandone…si kiero chat pues x ahi platicopero en fincada kien usa como guste su tiempo… asi mismo igual abandone mi granja, y mi restaurante y mi hotel jajajaja… un dia simplemente me dio hueeeeevvaaa… soloconservo uno x q ya voy muy alla..y aun asi en proceso de dejarlo ajjaja solo q es lento como toda adiccion….
    Aun asi compi… yo creo q estas redes sociales justamente se crean con esta funcion egolatra… en lake caigo porsupuesto con mucho gusto…ajajajaja lo cierto eske de repente sabes mas de alguien x sus comentarios que por como se presenta…ahhh en definitiva todo es herremienta para algo… en mucho para perder egolatramente el tiempo y chismosear…
    Y solo direee que deberiamos retomar la cercaniano crees?… me caga solo saber de ti xmsn…me caga

  3. David Pérez Says:

    Me inspiras! El mejor post que he leido de las redes sociales. Gracias.

    • delamata Says:

      Gracias a ti por leerme, siempre es chido saber que agradaste a alguien que no conoces, ojalá te des un tiempo de leer mis otros posts, igual de intrascendentes pero espero te entretengan un rato. Saludos.

  4. Mariana Says:

    Muy bueno! Acertadísimas las descripciones de los tipos de usuarios del facebook.

  5. Nash Says:

    Ok, yo sé que todo el tiempo lo digo, y también sé que he estado consciente de ello durante la mayor parte de mi vida; pero tengo que decirlo nuevamente:
    La gente es sumamente idiota.

    No sé qué esté pasando, pero por alguna razón recientemente me he decepcionado más y más de la enorme mayoría de la humanidad.
    En serio, es como si se esforzaran en encontrar nuevas formas de ser imbéciles. Cada. Vez. Más. Imbéciles.

    Tal vez sea que las redes sociales le han dado a la gente la oportunidad de hacer más evidente la imbecilidad que siempre han tenido latente; pero sea como sea es sumamente triste darse cuenta de la poquísima capacidad de sinapsis que existe en sus pequeños y tristes cerebritos.

    Es cierto que Facebook es una página para mantenerte en contacto con las personas y que también es una excelente forma de perder el tiempo mientras estás en el trabajo.
    Facebook tiene muchas cosas buenas, si.
    Peeero, también tiene un montón de cosas malas.

    En primera: se llenó de gente estúpida. Digo, es cierto que cualquier lugar que tenga mínimo 100 miembros, va atener al menos 98 miembros estúpidos; pero mi punto es que esa estupidez está volviéndose cada vez más y más notoria.

    Abrir Facebook y encontrarte con millones de faltas de ortografía (ortografía básica, además) es algo que provoca decepción y tristeza. ¿Por qué alguien dejaría que su nombre estuviera relacionado con faltas ortográficas que cualquier niño de primaria podría detectar?

    Yo he pensado seriamente en cerrar de nuevo mi cuenta de Facebook sólo para evitar tener que sentir cierto golpe en el estómago cada vez que me doy cuenta de que gente cercana a mí es igual de idiota que la mayoría de la humanidad.

    Digamos que, tengo una relación amor/odio con Facebook, la facilidad de acoso que me brinda es demasiado buena como para dejarlo. Me gustaría el botón de «estas gorda deja de subir fotos tuyas en bikini tu lonjas me han dejado ciega» pero creo que es muy grande para que quepa en un solo botoncito…

    He de admitir, a veces escribo una a una que otra tontería, pero, lo que quería decir es: Seguramente en estos días aparecen los grupos:

    «Por los que han pensado: Yo también he leído (con gusto) las quejas de Delamata’s Weblog»

    Y después tenemos Twitter.
    La gente sigue asumiendo que su vida es interesante, y que nos interesa saber cada detalle de su ridícula rutina. Asumen que al informarnos que están en un café o que van a entrar al cine; llenan un vacío de información que nos tenía mordiéndonos las uñas. Nuevamente, no se puede esperar más de la gente.

    Pero Twitter está trayendo consigo un fenómeno que nunca antes había existido:
    Humanizar a las celebridades.

    Antes, los famosos, los rockeros, los actores, etcétera; estaban en un plano inalcanzable para el común de las personas.
    Eran seres misteriosos, y sólo podíamos asumir lo interesantes que eran. Ahora, como cualquiera puede seguirlos el Twitter, cualquiera puede darse cuenta de que escriben la misma clase de estupideces que el resto del mundo. Y con las mismas pendejas (tan propia yo ¿verdad?) faltas de ortografía.

    Las celebridades han perdido el aire de misticismo para pasar a ser parte de la enorme parte de la humanidad que comparte ese ligero retraso mental.

    Hitler no estaba tan equivocado con lo del genocidio masivo… simplemente apuntó bajo. No hay que matar a los Judíos nada más: hay que acabar con toda la gente.

  6. Nash Says:

    Ah, se me olvidaba… Saludos.

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